viernes, 9 de noviembre de 2012

Quibdó, Desiderata.

Como pueden ver en blogs anteriores, en la segunda jornada de Quibdó también se trabajó con Competencias Ciudadanas, con el cuento de Finn Garner y cerramos con la lectura del cuento "Un árbol terminantemente prohibido" de Yolanda Reyes, que le dio paso a un ejercicio de escritura que realizamos en esa jornada con los docentes. Los docentes se debían situar en sus años de estudiantes de colegio y contarnos algún hecho que recordaran de esa etapa. De este experiencia nos quedaron dos escritas y varías anécdotas muy divertidas. Luego, cada docente pensó cómo iba a ser recordado por sus estudiantes.

A continuación vamos a leer el trabajo de Loreth del carmen Secaide Mena (la foto de Loreth está publicada en el blog anterior "Desiderata":




EL CAMBIAZO

Mi historia inicia cuando me despierto en mi hogar hace muchos años, en esa época dependíamos de la hora que, a cada rato, el locutor decía en la emisora, así sabíamos si nos apurábamos o estábamos a tiempo, en la emisora se transmitían las canciones llaneras narradas por el señor Juan Harvey Caicedo, había un relato que nos producía miedo y lo escuchábamos asustados, recuerdo que decía “adiooss pues”, corríamos al cuarto atemorizados… que risa.  Ahora ya se me la narración.

Estaba esperando turno en el baño, pues fuimos 8 hermanos, mi madre nos llamó a desayunar un plato de avena, ufff, ella estaba convencida que así íbamos a ser fuertes y sanos, la verdad la avena no era mi plato favorito, hacíamos la fila india para peinarnos, revisión de los zapatos, imagínense… Al final los ocho hermanos habíamos aprobado la revista matutina de mi madre.

Ya era hora para salir corriendo pues sonaba en la emisora “Ecos del Atrato” la canción Desiderata, era justo el tiempo para llegar temprano al colegio.

La mañana inició en mi salón de clases de forma normal, teníamos hora libre, así que decidí mirar un rato por la cancha del colegio, justo en ese momento llaman a lista LAURA CLODETH SECAIDA MENA, no vi a mi hermana, así que por inercia contesté presente, y de repente me encontré dándole las vueltas a la cancha, haciendo currucas, saltando, ¡ay no!, ¿dónde estará mi hermana?, las compañeras de ella me miraban y sonreían, el profe de educación física ¡ni lo notó!

Los problemas empezaron cuando apareció mi hermana retrasada a la clase y nota el reemplazo, ella rápidamente se esconde, la clase termina y el profe jamás se dio cuenta de la situación, si señores y señoras habíamos realizado nuestro primer cambiazo, desde allí empezaron los cambiazos: exámenes de matemáticas, lenguaje, etc. ¡Ah!, se me olvidaba decirles: somos hermanas GEMELAS.




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